La Alicante Fashion Week 2025 reunió, una vez más, esa mezcla entre energía creativa, belleza visual y una atmósfera donde cada detalle parecía diseñado para ser observado con calma. Desde mi cámara, busqué capturar no solo la moda, sino el pulso de todo lo que la rodeaba: el movimiento, la luz, la textura, la tensión antes del paso, la quietud del instante después.
El desfile se celebró en el Casino de Alicante, un lugar que aportó un fondo elegante y cálido, donde los reflejos dorados y las lámparas antiguas envolvían cada escena. La iluminación era suave pero precisa, de esas que favorecen los matices en la piel y permiten que los tejidos respiren. La luz creaba un aura teatral que realzaba cada paso en la pasarela.
Mis fotografías buscan esa armonía entre el gesto y el entorno. En una de las imágenes, una modelo con un vestido blanco se detiene en mitad del recorrido; la tela cae con una estructura casi escultórica, mientras la luz del techo dibuja una línea perfecta sobre su hombro. En otra, un diseño más oscuro se mueve en contraste con los tonos crema del salón, generando una composición que parece pensada para el cine.
Los colores se sentían intensos, pero nunca saturados. Los maquillajes, limpios y estratégicos, daban protagonismo a las miradas: firmes, seguras, conscientes del momento. La pasarela se convirtió en un escenario donde la feminidad y la forma se exploraban desde el movimiento. Cada modelo era una historia breve, un instante que desaparecía en segundos, pero que quedaba suspendido en cada fotografía.
El sonido de los pasos, los flashes, el murmullo del público… Todo contribuía a esa sensación de estar presenciando algo efímero y precioso a la vez. Desde el visor, cada encuadre me recordaba por qué la fotografía de moda no es solo documentación: es una traducción estética de la emoción, del ritmo, de la luz que toca la piel en el momento justo.
La noche cerró con una sensación clara: que la moda y la fotografía, cuando se encuentran en el contexto adecuado, pueden elevarse mutuamente. El Casino actuó como un marco elegante para resaltar lo verdaderamente importante: el talento sobre la pasarela y la visión de quienes lo capturamos.
Alicante Fashion Week 2025 fue, para Mouja Studios, un recordatorio de lo esencial: la belleza no está solo en la prenda, sino en la mirada que la revela.